Las raíces de esta región se
hunden en tiempos muy lejanos, antes de la llegada de los españoles, cuando los
indígenas Tayrona gobernaban estas tierras. Esta tribu se asentó principalmente
en las faldas de la Sierra Nevada, uno de los mayores picos del país. Entre sus
habilidades se encontraba la agricultura (maíz, yuca y piña; entre otros) con
la cual tuvieron un éxito extraordinario gracias a los sistemas de riego y cultivo
en terrazas que permitían una enorme productividad de la tierra. También
practicaban el comercio con otras tribus del interior del país (Muiscas y
Chibchas) y la orfebrería; cuyas figuras batalladas son un referente
internacional de la artesanía colombiana.
Esa riqueza cultural de
nuestros antepasados indígenas sufrió serias transformaciones con la llegada
del Imperio Español. Hacia 1524 Rodrigo de Bastidas, conquistador español,
recibió las capitulaciones sobre la Gobernación de Santa Marta, que comprendía
todos los territorios desde el Cabo de la Vela en la Guajira, hasta la
desembocadura del Río Magdalena, en el departamento de Atlántico. Un año
después llega a estos territorios; y el 29 de julio funda la ciudad de Santa
Marta.
Así nace una de las ciudades
más bellas de Colombia, que ha sido centro de importantes eventos históricos y
que ha sido centro de importantes eventos históricos y que acoge a todos los
que pisan sus calles con toda la calidez del Caribe.
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